Beneficios del yoga durante el cáncer
La práctica del yoga tiene muchos beneficios para la salud física y mental. De hecho, hay evidencias que muestran que el yoga puede reducir el estrés, aumentar la fuerza y reducir el dolor de espalda, al mismo tiempo que proporciona ejercicio. Asimismo, los Institutos Nacionales de la Salud confirman que el yoga puede ser útil cuando se usa junto con tratamientos médicos convencionales para ayudar a aliviar algunos de los síntomas relacionados con el cáncer. En este artículo te contamos los beneficios del yoga durante el cáncer.
Los pacientes oncológicos que, regularmente, practican yoga encuentran que su calidad de vida y su estado emocional y físico mejoran. Gracias a ella pueden afrontar el diagnóstico y los tratamientos con más fortaleza física y mental.
Beneficios de practicar yoga durante el tratamiento oncológico
El yoga practicado durante el tratamiento oncológico se basa, principalmente, en la práctica de posturas (âsanas) y ejercicios de respiración (pranayamas). A través de las posturas y el movimiento mejoramos las condiciones físicas del cuerpo que está siendo afectado por la enfermedad e intervenido en los tratamientos, así como a través de la respiración conseguimos relajar las emociones y los sentimientos que emergen dentro de un proceso oncológico.
En el siguiente artículo publicado por Sportlife nos muestran algunos beneficios del yoga durante el cáncer:
- Reducción del estrés: el cáncer y su tratamiento pueden generar estrés. La práctica del yoga ayuda a reducir el estrés, la ansiedad y la depresión, así como el miedo, generando una sensación de relajación con la meditación final.
- Mejora del estado físico: los tratamientos oncológicos pueden causar fatiga, debilidad y disminución de la movilidad. Con la práctica del yoga se puede mejorar la función física y aumentar la flexibilidad, la fuerza y el equilibrio.
- Alivio del dolor: el proceso oncológico puede causar dolor. Algunos estudios sugieren que el yoga puede ayudar a aliviar el dolor, especialmente en pacientes con cáncer de mama.
- Mejora del sueño: el tratamiento contra el cáncer puede alterar los patrones de sueño, y el mal sueño puede empeorar otros síntomas. La relajación y la meditación pueden ayudar a mejorar la calidad del sueño y promover un mejor descanso.
- Fortalecimiento del sistema inmunológico: el tratamiento oncológico puede debilitar el sistema inmunológico, haciendo que las personas sean más propensas a las infecciones. La práctica del yoga puede ayudar a fortalecer el sistema inmunológico, promoviendo la salud y el bienestar general.
- Fortalecimiento de huesos, músculos y sistema cardiovascular: con los tratamientos oncológicos se debilitan los tejidos celulares, lo que puede dar lugar a la aparición de osteoporosis y alteraciones del ritmo cardiaco, que con la práctica del yoga se pueden prevenir y mejorar.
- Ayuda a aumentar el empoderamiento y el bienestar: El proceso oncológico afecta a nuestro bienestar emocional. Los pacientes suelen sentirse tristes, perdidos y con muy baja autoestima. La práctica regular del yoga junto con otras personas que estén pasando por la misma situación ayuda a mejorar nuestro estado de ánimo y bienestar.
- Mantiene la columna vertebral fuerte y mejora la postura: en yoga todo es trabajo de columna vertebral y los pacientes pueden observar cómo mejora su postura y se reducen los dolores de espalda.
- Mejora la circulación linfática para fortalecer el sistema inmunológico, prevenir y controlar el linfedema: es una de las complicaciones que se producen en algunos tumores como el cáncer de mama. Las posturas ayudan a mejorar la movilidad de los brazos, además de que trabajan el sistema linfático de una forma suave y efectiva.
- Alivia la fatiga relacionada con el tratamiento de cáncer: la quimioterapia y radioterapia producen un cansancio y agotamiento que puede mejorar con la práctica de una clase suave, yin o restaurativo.
Qué dice la ciencia sobre los beneficios del yoga durante el proceso oncológico
El MD Anderson Cancer Center de la Universidad de Texas publicó en el año 2006 un estudio acerca del yoga con 61 mujeres que estaban recibiendo 6 semanas de tratamiento de radioterapia para el cáncer de mama. La mitad de las mujeres lo practicaba dos veces por semana, mientras que el resto no hacían. Como resultado, las mujeres que practicaban yoga dijeron tener más energía, menos sueño, un mejor funcionamiento físico y una mejor calidad de vida que las que no lo practicaban.
No obstante, es importante tener en cuenta que las personas sometidas a tratamiento oncológico deben consultar a su equipo de especialistas médicos antes de comenzar una práctica de yoga y trabajar con profesores experimentados en pacientes con cáncer. Del mismo modo, es importante adaptar la práctica para acomodar cualquier limitación física o efecto secundario del tratamiento.
Una vez que se ha aprendido se puede hacer cómodamente en casa. Asimismo, las técnicas y ejercicios de respiración se pueden realizar en cualquier lugar.
En definitiva, el yoga es una excelente opción puesto que es asequible, no invasivo y se puede adaptar según las necesidades del paciente. También puede servir como transición a entrenamientos más intensos cuando se empieza a hacer ejercicio después del tratamiento.