El impacto psicológico de los efectos secundarios del cáncer
Los tratamientos oncológicos suelen desencadenar muchos efectos secundarios que causan secuelas físicas en los pacientes. Las sesiones de quimioterapia y radioterapia, las cicatrices quirúrgicas o las terapias hormonales pueden provocar cambios en la piel, en el pelo, en las mucosas o en el metabolismo del paciente. De alguna manera, estas secuelas físicas afectan de manera psicológica a la persona, que supone un nuevo obstáculo en el camino para superar la enfermedad. En este post os contamos cómo es el impacto psicológico de los efectos secundarios del cáncer en los pacientes que reciben tratamiento oncológico.
Cómo es el impacto psicológico de los efectos secundarios del cáncer
El impacto psicológico que producen los tratamientos para combatir el cáncer en los pacientes oncológicos es muy importante, incluso más que los propios efectos secundarios que experimentan durante este proceso. Tal es así que algunos estudios demuestran que muchos pacientes están más preocupados por su aspecto psicosocial producido por la enfermedad que por las secuelas físicas que conlleva.
Y es que el principal efectos secundario que producen algunos tratamientos oncológicos es la pérdida de la autoimagen, en especial si se produce la caída del pelo o si el tratamiento conlleva una cirugía que deja cicatriz o en la que se elimine alguna parte del cuerpo, como ocurre en el caso de la mastectomía. Frente a estos cambios, el paciente puede llegar a evitar el contacto social, ya sea por miedo a que las personas que le rodean se den cuenta de su enfermedad y no le acepten de la misma forma que antes, o a no saber qué y cómo responder acerca de las preguntas que le hagan sobre su enfermedad.
Qué cambios puede producir el impacto psicológico durante el cáncer
Con esta pérdida de autoimagen algunos pacientes llegan a cuestionarse sobre su identidad. Esto hace que dejen de sentirse y valorarse a sí mismos como lo hacían antes. Como consecuencia de este proceso, muchos llegan a aislarse, reduciendo en mayor medida su actividad social, lo que agrava aún más el problema. Asimismo, los efectos secundarios del cáncer, también pueden dar lugar a una pérdida de autonomía del paciente, lo que genera un sentimiento de tristeza. Esto es debido a la dependencia generada, aunque sea transitoria, que hace que el paciente necesite ayuda de otras personas para poder realizar sus actividades cotidianas.
Las relaciones de pareja y la sexualidad también se pueden ver afectadas durante el tratamiento oncológico. En ocasiones, los cambios físicos producidos durante este proceso hacen que el paciente deje de sentirse atractivo o tenga miedo a que su pareja deje de verlo como antes. Además, en las mujeres, la sequedad vaginal que sufren con el cáncer de mama hace que que las relaciones sexuales puedan ser incómodas o dolorosas, lo que supone una barrera importante en este aspecto.
Por todos estos motivos, en este proceso juega un papel muy importante la psicooncología. Gracias a ella es posible dotar al paciente de recursos y tácticas personales para llevar a cabo estrategias emocionales, conductuales y de pensamiento que le permitan mejorar su calidad de vida.
Cómo reducir el impacto psicológico de los efectos secundarios oncológicos
Un diagnóstico oncológico conlleva experimentar muchas pérdidas a nivel personal, profesional y familiar. Por ello, cuando se atraviesa un proceso oncológico, es muy importante contar con el apoyo de familiares, amigos, así como del equipo médico con el fin de mantener una actitud positiva frente al cáncer y sus efectos secundarios.
No obstante, es de vital importancia aprender a gestionar las emociones durante la enfermedad oncológica. Es normal sentirse triste y es natural experimentar este tipo de emociones para poder sobrellevarla de la mejor manera posible.
Por otro lado, gracias a los avances científicos, podemos contar con la medicina estética y la estética oncológica como grandes aliadas a la hora de superar el impacto psicológico de los efectos secundarios del tratamiento contra el cáncer. Así lo confirma el proyecto de Medicina Estética Oncológica: OnME. Una vez terminados los tratamientos oncológicos, ambas ayudan a la recuperación de la imagen corporal del paciente y, de esta forma, contribuyen a su bienestar, mejorando su calidad de vida y su recuperación global.